Juventud divino tesoro

jóvenes con teléfonos celulares
Niños jugando video juegos de armas

Hoy la mayoría de jóvenes viven vidas influenciadas negativamente por amigos, sociedad, medios de comunicación.

 La observación me da autoridad para decir que son pocos los que dedican su vida al logro de un objetivo digno, con la era de los teléfonos móviles es común ver a los muchachos pegados al teclado de ese aparato enviando mensajes. 

Hace poco observé a una jovencita de quince años, activando un paquete de ¡mil mensajes gratis! de los que ofrece una empresa de telefonía celular. Admirablemente después de 8 horas ya lo había consumido; ¡había enviado mil mensajes en ocho horas! Es admirable el tiempo que pierden realizando ésta infértil tarea.

Los jóvenes que son los garantes de las empresas que requieren de brío y fuerza, de empuje y gallardía, están embotados por un sinfín de adelantos tecnológicos, que deberían ser las herramientas para potenciar sus habilidades para triunfar en la vida, en lugar de eso ocupan estas joyas de la tecnología para sumirse en la mediocridad y el abandono.

Vemos a niños de escasos 8 años enfermando su mente con juegos de una violencia extrema, en los cuales los personajes disparan unos a otros, ejerciendo sobre los infantes una influencia encaminada a la violencia.

¿Pero a todo esto donde están los padres?, que rol están jugando en la vida de sus vástagos,  la misma necesidad de llevar el alimento a su casa, la de salir adelante a toda costa los ha hecho descuidar de una manera alarmante a estas vidas que no solo requieren de alimento físico, sino también de dirección de consejo, de ejemplos constructivos.

La ignorancia sigue contribuyendo a la destrucción masiva de talentos, que de no ser por factores que bien pudieron evitarse, llevarían a nuestro pueblo a mejores estadios de desarrollo.

Pareciera que lo único válido en este tiempo es hacer dinero a como dé lugar, no importando lo demás, nos hemos dejado llevar a tal grado por la infinidad de anuncios publicitarios que a todas horas y por todos los medios nos bombardean. 

Satisfacemos nuestro ego mostrando poses que no se ajustan a nuestra realidad, ejecutando acciones que lejos de favorecernos nos hacen parecer ridículos, y lo peor del caso es que nadie nos dice que andamos mal. Nos dejan en nuestro mundo pero se ríen a nuestras espaldas.  

Se imaginan a un abanderado de la iglesia con un negocio de juegos electrónicos donde los que más pone a disposición de la niñez son los de violencia extrema, pues esa es la realidad. Preguntándole el porqué de ese tipo de juego, me respondió con la más absoluta tranquilidad: ¡es porque esos son los que más entradas nos dan! Refiriéndose a las ganancias obtenidas. Habrase visto semejante descaro.


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Jogly Sú

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