miércoles, 31 de julio de 2013

Alardes de benefactor

Viendo un reconocido político de nuestro país, haciendo alarde, exhibiéndose por haberle reparado la humilde casita a una señora de un barrio marginal de Tegucigalpa. Me vino a la mente la escena de la ostentación, el lujo y el despilfarro en que viven estos exhibicionistas, cuyas riquezas obtenidas de las arcas del estado, son inmensas. 

Pena les había de dar estar haciendo tan poco por quien más necesita de apoyo y no solo de paliativos que son pan para hoy y hambre para mañana.

A cualquier persona que tenga un poco de sentido común y de conocimiento le resultaran exasperantes las actuaciones de estos sinvergüenzas, que por estar cerca las elecciones, comienzan a dar pequeños regalos para comprar así, según ellos, la conciencia de los humildes electores.

Realmente es inaudito que existan personas que por un fogón, o por unas cuantas láminas de cinc, vendan su voto, con el cual pudieran elegir a las personas más idóneas para que gobiernen nuestro país.

En el rostro de estos bribones se dibuja una burlona sonrisa, como queriendo decir, ¡a estos pendejos ya los tengo en la bolsa! Refiriéndose a los humildes y necesitados que por una migaja venden su alma y la de sus hijos.


Los que por razones que no entendemos estamos en alguna posición de influencia se nos ha otorgado la inmensa responsabilidad de despertar la conciencia de los incautos, los adormecidos y de los ignaros. 
Y será dirigida a nos la sentencia del Nazareno que dijo: “por cuanto lo habéis hecho a uno de estos pequeños, a mi me lo habéis hecho” 

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lunes, 29 de julio de 2013

Si nos unimos, seríamos incontenibles

Diariamente paso por un lugar, por exigencia de mi trabajo, donde siempre están tres hombres de mediana edad, de vez en cuando me detengo para conversar unos instantes con ellos. Están altamente informados y sus comentarios van desde los vecinales hasta los estatales, en todas sus opiniones se nota una alto sentido común y conocimiento de los problemas del país, de la terrible corrupción, de la inseguridad extrema y de la increíble pobreza, que a pesar de ser una nación rica, tenemos.

Esta es una constante en los habitantes hondureños, casi todos conocen la realidad en que vivimos, muchos hasta conocemos las causas de ellos. Pero un factor interesante salta a la vista, ¡nadie reclama! Casi para todos es normal que nos impongan leyes o acciones que son un verdadero atentado a la dignidad humana. Aceptamos todo. Y después nos quedamos haciendo críticas de la corrupción, de los malos gobernantes, de la injusticia.

 Nos quedamos hasta roncos de alegar con los conocidos y amigos de la terrible situación en que vivimos. Pero cuando se nos convoca a una marcha para reclamar derechos o para hacerlos valer, ¡no nos movemos! Estamos ansiosos por que las cosas cambien, pero, ¿estamos dispuestos a realizar lo necesario para hacerlas cambiar? ¿Alguna vez hemos elevado nuestra voz, sea ésta físicamente o aunque sea por las redes sociales, para defender los derechos de los menos afortunados?

No hay duda que un factor indispensable a la hora de reclamar nuestros derechos u oponerse a situaciones injustas es  unirse en la defensa de lo justo, de aquello que favorecerá a la mayoría y no solo a unos pocos.
A los corruptos, a los avaros, a los egoístas les interesa que en los estratos inferiores la gente se mantenga desunida, desinformada en ignorante. La mejor arma en contra de la injusticia es la unión en palabras y actos.
¿Alguna vez alguien a tratado de reflexionar sobre lo que pasaría si todos los que pasan necesidad, los que sufren hambre, los que no tienen empleo, se unieran en una sola masa uniforme, unánimes, con los mismos objetivos y las mismas metas, todos apuntando en la misma dirección?
¡Serían incontenibles!


De allí la razón por la que a unos cuantos no les convenga que los menos afortunados se instruyan, se unan y se movilicen. 

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martes, 23 de julio de 2013

Hablando bién de los demás ante otros


Es una predisposición natural en el ser humano, olvidarse del prójimo cuando se está bien. Por lo general, sin negar las excepciones, cuando el individuo atraviesa por largos periodos de bienaventuranza o cuando menos, de solvencia económica y un tanto de felicidad hogareña, se olvida de las inmensas aflicciones de sus coetáneos, vecinos y aun amigos.

No es de extrañar que cuando los que en un tiempo gozaron de ventura y calma y que hoy están en la ruina, reciban la misma dosis de indiferencia que ellos prodigaron a manos llenas.

No solo se puede ser solidario regalando artículos o contribuyendo con alguna cantidad pecuniaria, también se puede serlo hablando bien de esa persona a otros que pudieran ayudarle de una manera más sostenible, por ejemplo con un empleo.

Muchas veces, aunque conozcamos las cualidades o aptitudes de otros, no lo expresamos, mucho menos se las decimos a quienes pueden tomarlo en cuenta para beneficiar a esas personas. Es necesario recordar que una opinión favorable de alguien, a la hora de existir una oportunidad de empleo, es de más peso que la propia opinión, no desmeritando que nuestra autoestima se beneficia de lo segundo.

Es común encontrar personas  atravesando por situaciones difíciles, pero se nos olvida, que una palabra elogiando sus cualidades, ante personas que toman decisiones, pueden mejorarles sus circunstancias.

Reconocer públicamente las aptitudes de los otros es una cualidad que nos hará más humanos, menos egoístas y para los que se dicen cristianos, los acercará más al Varón Experimentado en Tormentos: Jesucristo.

Seamos más proactivos en la empatía: no nos contentemos con mirar las cualidades o los defectos de los demás, por puro morbo. Expresemos alabanzas, elogiemos a los otros ante aquellos que tomarán en cuenta lo que decimos. Al hacerlo habremos allanado un tramo considerable de camino al cielo.

¡El hablar bien de los demás habla mejor de nosotros mismos!

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jueves, 18 de julio de 2013

Nuestros complejos, nuestros condicionantes


Reconocer nuestras deficiencias, nuestros sentimientos negativos  no siempre resulta una tarea fácil.
Aún con toda la importancia que reviste ésta tarea, la mayoría de las veces somos incapaces de identificar nuestros complejos, esas emociones inconscientes generalmente adquiridas en la infancia, que influyen decididamente en la personalidad y conducta de todo individuo.

Es una realidad a veces ignorada que nuestro pasado nos condiciona de manera preponderante en el desenvolvimiento de nuestras actividades cuando somos adultos. De allí la tremenda necesidad de profundizar en los recuerdos de la mayoría de nuestras actividades y relaciones de nuestra infancia.

¿Pudo un grito dirigido a nosotros, en un momento de extrema blandura emocional de nuestra parte, causarnos aversión a determinadas personas o conductas ajenas?

¿La burla de que fuimos objeto, nos marcó a tal grado, que cuando nos volvimos adultos nos convertimos en seres inclinados a burlarnos de los demás?

¿El desprecio recibido, nos ha convertido en seres hambrientos de soledad, renegando aún hasta de las cosas positivas?

Son tantas las situaciones que pudieron darse, que no alcanzarían libros enteros para describirlas todas. Basta con reconocer que resulta de una imperiosa necesidad sanar esas heridas sufridas en nuestra niñez, para limar nuestro carácter y ser mas tolerantes, comprensivos y empáticos con los comportamientos de los demás, quienes igual que nosotros también son victimas de un pasado, de la ignorancia que por generaciones se ha vivido.

Resulta muy molesta la intolerancia de los demás, sin embargo cuando nosotros lo somos, parece que todo está bien. Por que no conocemos la opinión que los demás se forman de esa conducta.
El intolerante cree en su interior que su necedad, es razón suficiente para que los demás se acomoden  a su forma de pensar.

Pero ¿en que momento de nuestra existencia nos volvimos intolerantes?
¿Cuándo comenzaron nuestros complejos a tomar las riendas de nuestra vida?

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miércoles, 3 de julio de 2013

Nuestras acciones: La verdadera voz


Por mucho que prediquemos algo, nuestras acciones siempre serán el termómetro por el que seremos medidos.

Maquiavelo el astuto italiano que asesoró a príncipes sobre como mantenerse en el poder, recomendaba a sus discípulos que había que expresar siempre y en todo momento palabras llenas de virtud aunque no se creyera en lo que se decía. Todo con el propósito de mostrarnos ante los demás como personas provistas de virtudes y así obtener su confianza.

Lo que no dijo Maquiavelo fue que para el común de las personas practicar tales conductas los puede llevar a la desgracia completa.

En el presente vemos por todos lados a personas y aun instituciones que hacen lo contrario de lo que dicen, quedando ante los que las conocen como entes hipócritas, despertando aversiones que de haber sido sinceros hubieran evitado.

Estas aversiones pueden perjudicar sobremanera a quienes practican el arte de Maquiavelo, a quienes no miden las consecuencias de su proceder lleno de falsedad.

Recordemos que bajo el sol nada permanece oculto por mucho tiempo y al salir a luz  la verdad,  la estructura montada sobre una base de mentiras,  se vendrá abajo como los edificios que por su inutilidad son demolidos.

Por mucho que queramos adornar con hermosas y elocuentes palabras, con acciones y poses nuestras simulaciones tarde o temprano quedaremos al descubierto y seremos castigados con el desprecio, la indiferencia o con algo peor.

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lunes, 1 de julio de 2013

Recordando un proyecto social en Copán Honduras


Cuando inicie a trabajar en Visión Mundial Honduras, allá por el año 2005, contaba con alguna experiencia en Desarrollo Social. Sin embargo el proyecto que recién comenzaba sus actividades, venía con directrices diferentes. Recibimos largos periodos de capacitación en temas como planificación, diseño y monitoreo de proyectos, elaboración de informes, AIN-C, Olla Común, USC, Recetas Nutritivas, Escuelas de Campo, etc.

Luego dimos inicio al reconocimiento de la zona, que abarcaba comunidades muy alejadas, identificación de líderes, voluntarios de salud y personas con vocación de servicio.

Continuamos con el levantamiento de la Línea Base, instrumento diseñado por la institución con preguntas referentes a la condición de vida de las familias de las comunidades intervenidas.

Conforme avanzamos en el levantamiento de la información requerida, notamos lo poco que conocemos de la realidad de las comunidades más abandonadas de Honduras.

Su carencia de los medios necesarios para la subsistencia es casi completa. Casitas de varitas paradas con techos de paja o cinc completamente derruido.
Niños y niñas con evidente malnutrición, adultos tímidos y apocados, van surgiendo ante nuestra acuciosa mirada, todo denota una miseria total.
Estas comunidades, dada su lejanía, casi nunca son objeto de las intervenciones del gobierno o de las ONG´S.
Visión Mundial Rompe el hielo con su proyecto DAP (Proyecto de asistencia al Desarrollo). Dando inicio a una serie de vanguardistas estrategias en pro del mejoramiento de la calidad de vida de las familias participantes.

Después de finalizar el levantamiento de la Línea Basal, consolidar y digitalizar la información, se procedió con la Socialización del proyecto ante las corporaciones municipales y fuerzas vivas de cada municipio, valiéndonos de presentaciones y técnicas de ponencia innovadoras.
Luego replicamos ésta en cada comunidad, la asistencia a las asambleas comunitarias fue nutrida, lo que facilitó la identificación de los y las mejores voluntarios(as) para cada área programática.
Habíamos facilitadores de salud, de agricultura y de alimentos, un líder de salud y otro de agricultura, un gerente por cada área y personal administrativo y de logística.

Poco a poco y con acendrado esfuerzo se fue cubriendo todo lo que contemplaba la propuesta. Había mucha expectativa en la población beneficiaria y en los donantes.
Con el transcurso de los meses muchos cambios de comportamiento comenzaron a notarse. Las tazas de desnutrición dieron muestras de querer bajar, los controles estadísticos mostraban una tendencia al cambio positivo.
En los hogares, otrora abandonados, se veían esperanzadoras muestras de una mejora que recién comenzaba. En los rostros inocentes, antes marchitos por la desnutrición, se reflejaba la luz de la alegría.

Los tímidos y asustadizos padres de familia se tornaron decididos y vivaces; no cabía duda que los cambios daban paso al anquilosamiento que por generaciones tenía prisioneras a éstas hermosas comunidades de tierra adentro.

Las coordinaciones institucionales permitieron una cobertura mayor, las alianzas estratégicas favorecieron el alcance de los objetivos y metas que antes solo estaban impresos en un documento.
Actualmente y después de arduos esfuerzos, muchas familias han incorporado a su diario vivir, hábitos y conductas saludables producto de las actividades educativas que a su tiempo practicaron con facilitadores y voluntarios.

Hoy, muchos de aquellos niños de cuyos rostros había desaparecido la luz de la esperanza, culminan su kínder Garden e inician una nueva etapa en la escuela de su comunidad, mejor nutridos y con la confianza de llegar a ser hombres y mujeres de bien, con mejores expectativas que las que les tocó vivir a sus progenitores.

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